Cuando estoy fuera de
mi pueblo natal, generalmente preguntan mi procedencia. Mi respuesta es: soy de
Chepén, soy chepenano de nacimiento, de residencia, de corazón. DECIR SOY
CHEPENANO ES EXPRESAR UN SENTIMIENTO DE IDENTIDAD Y PERTENENCIA A UNA LOCALIDAD
(ciudad, distrito) donde nací, estudié, trabajo y realizo mi vida familiar,
profesional, social y cultural.
Mi identidad como
chepenano pasa por ser consciente que me desenvuelvo en UN TERRITORIO CON
CARACTERÍSTICAS ÚNICAS: una ciudad asentada en los arenales de un cerro
milenario (cerro Chepén o Coslachec), una ciudad con diseño peculiar, marcada
de este a oeste con una gran avenida (la Gonzales Cáceda) única en su género en
toda la región, con calles paralelas, cada vez más hacia el cerro y hacia terrenos
agrícolas en la parte baja, con jirones estrechos al centro de la ciudad, que
la hacen un diseño único. Y su clima caluroso y seco, y el verdor de su
campiña, por los cultivos del arroz y el maíz, que son lo primero que añoramos
cuando estamos alejados del terruño.
Como chepenano el
territorio que ocupamos es escenario de HECHOS HISTÓRICOS que relatan la
génesis de las generaciones actuales; ya lo decía Nicomedes Santa Cruz “antes
que el rudo Pizarro y antes que el inca también, ya Chepén era Chepén”. Los
chepenanos tenemos en LOS MOCHE NUESTROS ANCESTROS directos, testimonio de ello
son los sitios arqueológicos en San José de Moro y la ciudadela de piedra
“Coslachec” en la cima del cerro Chepén. San José de Moro ocupa un lugar
importante por el rol que desempeñaban las mujeres sacerdotisas en el contexto
religioso, ceremonial y administrativo en la sociedad Moche tardía.
Chepén tiene PRESENCIA
HISTÓRICA EN LA COLONIA Y LA REPÚBLICA: ahí están las ex haciendas Lurifico,
Talambo y Estrella del Norte (Buenos Aires) que testimonian el proceso de
evolución de la tenencia de la tierra, el asentamiento de la industrialización
del siglo XIX (algodón y caña de azúcar), el desarrollo agrícola del siglo XX
(arroz) y la consolidación de la agro
exportación (siglo XXI). Talambo fue el pretexto (la chispa) para un nuevo
conflicto con España que terminaría con la victoria peruana en el combate del 2
de mayo en 1866.
Ser chepenano es sentir
orgullo por NUESTRAS TRADICIONES, COSTUMBRES Y FOLKLORE. La Feria Comercial
Dominical, que se gesta a inicios de 1900 y que hoy es única en la región; la
Feria Patronal de San Sebastián (enero), la Peregrinación Internacional al Vía
Crucis por Semana Santa, el Festival Internacional de Danzas Folklóricas
(agosto) y la Semana Turística (antes Semana Jubilar de Chepén, noviembre).
En el folklore destacan
las tradiciones orales como mitos, leyendas, cuentos y canciones; música,
danzas y artesanía popular. Las tradiciones más conocidas en Chepén son el mito
de Mollep (sacerdote y curandero Moche, relacionado con el Dios de la
Fertilidad), leyendas “La Laguna de Mancoche y el Río Chamán”, “La Cruz de
Robles”; cuentos: “Chepenano Roba Santo”, “Mejor es Chepén que el Paraíso”.
Danzas como el “Ritual de la Sacerdotisa de Moro”; en música, el “Himno a
Chepén” de Segundo Encomendero y el R.P. Wenceslao Lázaro Alayo, los valses
"Chepén" de Maruja Tafur Núñez”, y "Fantasía Chepenana" de
Carlos Lozano Mejía y Felipe Mayta Bazán e interpretado por los Albos Criollos.
LA RELIGIOSIDAD es otro
distintivo de los chepenanos; la Feria de San Sebastián que congrega a miles de
fieles del 10 al 20 de enero de cada año y la Peregrinación Internacional al
Vía Crucis en Semana Santa, lo que es posible gracias a la construcción 14
estatuas en cemento y piedra y el Cristo resucitado de 16 metros en la cima del
cerro Chepén que representa las estaciones de la pasión de cristo.
LA GASTRONOMÍA tiene un
especial atractivo para los chepenanos, diversidad de platos que combinan lo
criollo costeño con platos de origen andino, donde tan igual se come potajes en
base a gallina, pato, cabrito, como el cuy, el borrego; platos en base a
pescado y mariscos; sopas de fideos, harinas, menestras, la patasca, caldo de
cabeza de carnero o res y el caldo verde cajamarquino; eso sí, sazonados al
estilo Chepén.
Otro motivo por la que
nos sentimos chepenanos son SUS ACTIVIDADES ECONÓMICAS que para los chepenanos
tiene un significado especial: la agricultura que es el motor de la economía y
el comercio (formal e informal) que es la actividad complementaria e integrada
a la agricultura, actividad refugio de cientos de emprendedores chepenanos y no
chepenanos. Decimos, Chepén es agricultura y comercio, esta última en avenidas, jirones y calles céntricas.
Un
motivo de singular orgullo de chepenanos es la trayectoria de PERSONALIDADES EN
DIVERSOS CAMPOS DEL QUEHACER HUMANO, personalidades a quienes los chepenanos de
hoy llevamos en nuestra mente y corazón; educadores, científicos, autoridades,
empresarios, periodistas, escritores, filántropos, que son ejemplos para las
nuevas generaciones: Carlos Gutiérrez Noriega, Carlos A. Olivares, Salvador
Díaz Sagástegui, Alfredo Novoa Cava,
Genaro Silva Cotrina, Ezequiel Gonzales Cáceda, Fernando Rojas Morey,
Eduardo González Viaña, Blasco bazán Vera, Isaac Goldemberg, Maruja Tafur
Núñez, entre otros.
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