lunes, 8 de febrero de 2021

IDENTIDAD CULTURAL

 

Cuando estoy fuera de mi pueblo natal, generalmente preguntan mi procedencia. Mi respuesta es: soy de Chepén, soy chepenano de nacimiento, de residencia, de corazón. DECIR SOY CHEPENANO ES EXPRESAR UN SENTIMIENTO DE IDENTIDAD Y PERTENENCIA A UNA LOCALIDAD (ciudad, distrito) donde nací, estudié, trabajo y realizo mi vida familiar, profesional, social y cultural.

Mi identidad como chepenano pasa por ser consciente que me desenvuelvo en UN TERRITORIO CON CARACTERÍSTICAS ÚNICAS: una ciudad asentada en los arenales de un cerro milenario (cerro Chepén o Coslachec), una ciudad con diseño peculiar, marcada de este a oeste con una gran avenida (la Gonzales Cáceda) única en su género en toda la región, con calles paralelas, cada vez más hacia el cerro y hacia terrenos agrícolas en la parte baja, con jirones estrechos al centro de la ciudad, que la hacen un diseño único. Y su clima caluroso y seco, y el verdor de su campiña, por los cultivos del arroz y el maíz, que son lo primero que añoramos cuando estamos alejados del terruño.

Como chepenano el territorio que ocupamos es escenario de HECHOS HISTÓRICOS que relatan la génesis de las generaciones actuales; ya lo decía Nicomedes Santa Cruz “antes que el rudo Pizarro y antes que el inca también, ya Chepén era Chepén”. Los chepenanos tenemos en LOS MOCHE NUESTROS ANCESTROS directos, testimonio de ello son los sitios arqueológicos en San José de Moro y la ciudadela de piedra “Coslachec” en la cima del cerro Chepén. San José de Moro ocupa un lugar importante por el rol que desempeñaban las mujeres sacerdotisas en el contexto religioso, ceremonial y administrativo en la sociedad Moche tardía. 

Chepén tiene PRESENCIA HISTÓRICA EN LA COLONIA Y LA REPÚBLICA: ahí están las ex haciendas Lurifico, Talambo y Estrella del Norte (Buenos Aires) que testimonian el proceso de evolución de la tenencia de la tierra, el asentamiento de la industrialización del siglo XIX (algodón y caña de azúcar), el desarrollo agrícola del siglo XX (arroz) y la  consolidación de la agro exportación (siglo XXI). Talambo fue el pretexto (la chispa) para un nuevo conflicto con España que terminaría con la victoria peruana en el combate del 2 de mayo en 1866.

Ser chepenano es sentir orgullo por NUESTRAS TRADICIONES, COSTUMBRES Y FOLKLORE. La Feria Comercial Dominical, que se gesta a inicios de 1900 y que hoy es única en la región; la Feria Patronal de San Sebastián (enero), la Peregrinación Internacional al Vía Crucis por Semana Santa, el Festival Internacional de Danzas Folklóricas (agosto) y la Semana Turística (antes Semana Jubilar de Chepén, noviembre).

En el folklore destacan las tradiciones orales como mitos, leyendas, cuentos y canciones; música, danzas y artesanía popular. Las tradiciones más conocidas en Chepén son el mito de Mollep (sacerdote y curandero Moche, relacionado con el Dios de la Fertilidad), leyendas “La Laguna de Mancoche y el Río Chamán”, “La Cruz de Robles”; cuentos: “Chepenano Roba Santo”, “Mejor es Chepén que el Paraíso”. Danzas como el “Ritual de la Sacerdotisa de Moro”; en música, el “Himno a Chepén” de Segundo Encomendero y el R.P. Wenceslao Lázaro Alayo, los valses "Chepén" de Maruja Tafur Núñez”, y "Fantasía Chepenana" de Carlos Lozano Mejía y Felipe Mayta Bazán e interpretado por los Albos Criollos.

LA RELIGIOSIDAD es otro distintivo de los chepenanos; la Feria de San Sebastián que congrega a miles de fieles del 10 al 20 de enero de cada año y la Peregrinación Internacional al Vía Crucis en Semana Santa, lo que es posible gracias a la construcción 14 estatuas en cemento y piedra y el Cristo resucitado de 16 metros en la cima del cerro Chepén que representa las estaciones de la pasión de cristo.

LA GASTRONOMÍA tiene un especial atractivo para los chepenanos, diversidad de platos que combinan lo criollo costeño con platos de origen andino, donde tan igual se come potajes en base a gallina, pato, cabrito, como el cuy, el borrego; platos en base a pescado y mariscos; sopas de fideos, harinas, menestras, la patasca, caldo de cabeza de carnero o res y el caldo verde cajamarquino; eso sí, sazonados al estilo Chepén.

Otro motivo por la que nos sentimos chepenanos son SUS ACTIVIDADES ECONÓMICAS que para los chepenanos tiene un significado especial: la agricultura que es el motor de la economía y el comercio (formal e informal) que es la actividad complementaria e integrada a la agricultura, actividad refugio de cientos de emprendedores chepenanos y no chepenanos. Decimos, Chepén es agricultura y comercio, esta última  en avenidas, jirones y calles  céntricas.

Un motivo de singular orgullo de chepenanos es la trayectoria de PERSONALIDADES EN DIVERSOS CAMPOS DEL QUEHACER HUMANO, personalidades a quienes los chepenanos de hoy llevamos en nuestra mente y corazón; educadores, científicos, autoridades, empresarios, periodistas, escritores, filántropos, que son ejemplos para las nuevas generaciones: Carlos Gutiérrez Noriega, Carlos A. Olivares, Salvador Díaz Sagástegui, Alfredo Novoa Cava,  Genaro Silva Cotrina, Ezequiel Gonzales Cáceda, Fernando Rojas Morey, Eduardo González Viaña, Blasco bazán Vera, Isaac Goldemberg, Maruja Tafur Núñez, entre otros.


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